El origen del día del estudiante se remonta al
año 1929 cuando los estudiantes de la ahora Universidad Nacional Autónoma de
México, se lanzaron a la huelga en favor de la Autonomía Universitaria.
Hace 83 años que se instituyó el día del estudiante. En 1929 fueron las elecciones para Presidente de la República, en las que los principales contendientes fueron José Vasconcelos y Pascual Ortiz Rubio; el primero había sido cercano colaborador de Francisco I. Madero en su lucha contra Porfirio Díaz; destacado universitario que junto con Antonio Caso, Alfonso Reyes, Julio Torri, Pedro Enríquez Ureña y otros formaron el Ateneo de la Juventud o Generación de 1910, y quienes a su vez fueron maestros de los Siete Sabios de la Universidad: Vicente Lombardo Toledano, Manuel Gómez Morín, Alfonso Caso, Antonio Castro Leal, Teófilo Olea y Leyva, Alberto Vázquez del Mercado y Jesús Moreno Vaca (quien murió siendo estudiante, por lo que en su lugar se menciona a Narciso Bassols y Daniel Cosío Villegas.
Vasconcelos fue antes de su candidatura
presidencial, el primer Secretario de Educación Pública en México, desde donde
emprendió una cruzada cultural en el país, con la edición y amplia difusión de
Cuadernos Mexicanos, que hasta la fecha no ha sido superada; fue también rector
de la entonces Universidad Nacional de México, y autor de su lema “Por mi Raza
hablará el Espíritu”; y llamado Maestro de América.
Por lo que con ese bagaje intelectual, las clases
pensantes y un amplio sector social de México, tuvieron fe en que Vasconcelos
ganara las elecciones presidenciales del 29, que resultaron sumamente reñidas y
teñidas de sangre, encarcelamientos, toda clase de represiones a los
vasconcelistas; ya que se estaba enfrentando al sistema político
postrevolucionario creado por el caudillo de la Revolución, Álvaro Obregón, y
que el 4 de marzo de ese año el jefe máximo de la misma, Plutarco Elías Calles,
consolidó con la fundación del Partido Nacional Revolucionario, después Partido
de la Revolución Mexicana, con Lázaro Cárdenas, y posteriormente Partido
Revolucionario Institucional, con Miguel Alemán Valdés.
Pero como Vasconcelos era un “peligro” para el
sistema, por su mística revolucionaria y grandes valores culturales, Calles le
robó la presidencia y se la dio a su incondicional Pascual Ortiz Rubio, a quien
se le conoce como el “Nopalito”; lo que enardeció a gran parte de México; y en
cuya efervescencia social y política se da la lucha estudiantil y de maestros
por la autonomía universitaria.
En esa lucha por la autonomía de la Universidad
Nacional de México, el estudiante de la misma, Martín del Campo, cayó muerto por
las balas de la policía capitalina, precisamente el día 23 de mayo de 1929; la
que fructificó en el mes de julio de ese mismo año, con el decreto del
Presidente Emilio Portes Gil, que reconoció la autonomía; con lo que el poder
tras el trono: Plutarco Elías Calles, pretendió así reivindicarse con el pueblo
de México, después de haberle hecho fraude electoral a José Vasconcelos.
Después de una serie de eventos y protestas que
culminaron en una huelga general, los alumnos fueron agredidos brutalmente por
la policía capitalina dentro de las instalaciones de la Escuela de Derecho el
día 23 de mayo por tal motivo los alumnos de esta escuela reclamaron que ese día
fuera recordado como el Día del Estudiante en honor a los agredidos y que la
plaza de Santo Domingo en la Ciudad de México, fuera llamada Plaza 23 de Mayo o
del Estudiante.
Poco más de un mes después se consiguió la
autonomía de esta casa de estudios y con el tiempo en muchos de los estados del
país se crearon o se tomaron espacios propicios para la relajación y el estudio
y se les denominaron “Jardines del Estudiante”, en honor a esa lucha en pos de
la Autonomía Universitaria. Desde entonces se ha venido celebrando cada 23 de
mayo el Día del Estudiante, como un recordatorio de la lucha en pro de una
educación más abierta y participativa, aunque claro está, ahora los que lo
celebran desconocen su origen y es tomado como pretexto para ausentarse de las
labores académicas y relajar durante unas cuantas horas el comportamiento
habitual de los estudiantes.
Como se puede apreciar, más allá de recordar la
lucha por lograr la autonomía universitaria, el Día del Estudiante conlleva el
sentido de una lucha académica y de superación que enfrentan los jóvenes día con
día en su búsqueda por ser ciudadanos productivos y con ánimos de trascender en
nuestra sociedad.
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